El correo de hoy será algo distinto.

Una historia que te va a proporcionar un aprendizaje clave en tu camino con la IA.

Esta es una historia del maestro Ramiro.

Ramiro llega a un campo donde el viento sopla con fuerza constante.

En el centro del campo, un aprendiz intenta hacer volar una cometa.

La cometa es impresionante, hecha con materiales carísimos, colores vivos y diseño aerodinámico.

Además, a un lado tiene instrumentos sofisticados: un anemómetro digital para medir la velocidad del viento, gráficos detallados sobre ángulos de elevación y una libreta llena de complejas fórmulas sobre aerodinámica.

El aprendiz lanza la cometa al aire una y otra vez, siguiendo cada técnica aprendida.

Sin embargo, la cometa apenas se eleva antes de caer pesadamente al suelo.

Frustrado, el aprendiz revisa sus gráficos, calibra nuevamente sus instrumentos y analiza el viento con precisión. Pero cada intento termina igual.

Ramiro observa en silencio.

Camina lentamente hacia la cometa y observa la cuerda que el aprendiz sostiene.

Nota que está vieja, desgastada y rota en varios puntos, unida torpemente con nudos débiles.

Sin decir nada, toma la cuerda y la examina.

“El problema no está en tus fórmulas ni en tus herramientas,” dice Ramiro.

“Has aprendido mucho sobre el vuelo, pero olvidaste lo más importante: la conexión. Sin una base sólida, todo lo demás falla.”

El aprendiz mira a Ramiro, perplejo. “¡No lo entiendo! Si el viento está perfecto, además he aprendido las mejores técnicas para dominar el viento, debería estar volando...” “¡Que importa la cuerda!“.

Ramiro comienza a trabajar en la cuerda.

Corta las partes rotas, reemplaza las fibras gastadas y asegura cada unión con precisión.

Una vez reparada, devuelve la cuerda al aprendiz.

“Todo lo que sabes es importante,” dice Ramiro. “Pero lo más avanzado no puede compensar una base rota. Sin esta conexión, no hay vuelo posible.”

El aprendiz, ahora con una cuerda sólida, sigue las instrucciones de Ramiro.

Con la cometa preparada y el viento correcto, la lanza al aire.

Esta vez, la cometa se eleva, y el aprendiz ríe con alegría al verla alcanzando alturas que antes parecían imposibles.

Mientras el aprendiz observa su éxito, Ramiro se marcha en silencio.

Su presencia se desvanece con el viento, pero su lección permanece: incluso el conocimiento más sofisticado es inútil sin una base firme que lo sostenga.

Esto que vemos tan claro cuando se trata de un cometa.

Nos cuesta verlo cuando se trata de desarrollos con Inteligencia Artificial.

Antes de aventurarnos con automatizaciones complejas en Make.com, asistentes conversacionales en Botpress o incluso la creación de GPTs personalizados con acciones, es fundamental asimilar los pilares básicos: la ingeniería de prompts y el entendimiento profundo de los modelos de lenguaje.

Con estos cimientos, podremos dar rienda suelta a nuestras ideas y crear soluciones de forma sencilla, porque contaremos con las bases esenciales.

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